
Cuaderno Obrero es el sexto poemario de César Cabello, una autoedición que vio la luz en el medio digital Letras.s5 el 2019. Estos 51 poemas transitan por distintos lugares, en donde es posible ver las zonas de despojo, que aun existen en la República de Chile. En la primera sección titulada “Construirse una casa” en diferentes poemas nos sitúa en los parajes que recorre una voz proletaria. Se muestra la actividad de un obrero en la ampliación de su casa dentro de la población: “[…] Tres carretillas hondas te pesan las manos / y los brazos se te rompen con el abuso de las piedras / Aunque la pared deberá secar / y tus huesos alienarse en el descanso.”(6). Los recuerdos de una voz que se reconoce de extracto popular: “Mi casa de infancia. / El cerco de madera atravesado por gatos callejeros / que venían en busca de comida.”(11).

En esta sección aparece la relación con el trabajo de las clases proletarias: “Yo caminaba por la sala de la fábrica. / Crecí en la perspectiva del hierro. / Fui el ritmo de la maquinaria, / la lírica obrera, los golpes de martillo” (13). Que también. con el paso del tiempo, esta conexión entre la clase obrera y el trabajo se ve degradada, menoscabando las posibilidades de la misma clase trabajadora: “Pienso en esto, sentado frente al polígono fabril / donde se construían las locomotoras / y que hoy albergan las bodegas / de un supermercado” (14). Fabricas que acogían a obreros construyendo trenes, que después de un cambio económico radical, terminan habitando esos mismos lugares convertidos en bodegas para el comercio y ellos en reponedores.

En esta sección aparece la relación con el trabajo de las clases populares: “Yo caminaba por la sala de la fábrica. / Crecí en la perspectiva del hierro. / Fui el ritmo de la maquinaria, / la lírica obrera, los golpes de martillo” (13). Que también con el paso del tiempo esta conexión entre la clase obrera y el trabajo se ve degradada menoscabando asimismo las posibilidades de la clase trabajadora: “Pienso en esto, sentado frente al polígono fabril / donde se construían las locomotoras / y que hoy albergan las bodegas / de un supermercado” (14). Fabricas que acogían a obreros construyendo trenes, que después de un cambio económico radical terminan habitando esos mismos lugares convertidos en bodegas para el comercio y ellos en reponedores.

La segunda parte titulada “Población Sta. Olga, Lo Espejo” la cartografía se afina mucho más, ya no es un lugar en el extramuros de Santiago sino una población especifica; La Santa Olga ubicada en la comuna de lo Espejo. El barrio fue emplazado en lo que fueran los terrenos del Fundo Lo Sierra. Después del golpe militar -el 16 de septiembre de 1973- los pobladores encontraron el cuerpo de Víctor Jara en la orilla de la vía férrea Santiago-Pto. Montt. La impronta política se puede ver en estos versos: “Celebro al homo faber, / a las dirigentes del comité Sta. Olga de Kiev / y al político desconocido que, sin pedir nada a cambio, / convenció al propietario de esos manzanares /para que firmara la expropiación.” (17).
Se describen también a personajes como el pintor de brocha gorda Pedro Rafael Hidalgo que sentía vergüenza de ser un obrero y salía trabajar de terno todas las mañanas. O la condición de un trabajador cesante ansioso ante la posibilidad de una nueva colocación en mucho tiempo: “Es entonces cuando adviertes / que han pasado cuatro años / desde tu último empleo / y no sabes si estarás listo.” (24). En este punto, sin embargo, vemos como lentamente los personajes y las voces que van apareciendo en esta segunda sección se van envileciendo por la precaria situación que se vivió en la época de la dictadura: “Fui parido en medio de un ajuste de cuentas. / El control de la natalidad estuvo a cargo de los militares / y de sus viudas, quienes nos obligaron / a quedarnos detrás de la nube del progreso.” (27).

La tercera parte llamada “El hombre culpable” Cabello metaforiza otra zona de expoliación que podríamos decir está ligada con la segunda, puesto que en su gran mayoría son jóvenes que viven en las poblaciones los caen en el delito, acorralados por la falta de recursos y vidas complejas, ceden al entorno que es el pasadizo final hacia la cárcel: “No todos tuvimos la protección del pájaro, / a algunos de nosotros nos fue dado un cerdo, / una madre alcohólica y un revólver./ La balanza inclinada/ hacia un solo /lado de la justicia.” (56). Una vez dentro del sistema carcelario sólo se sigue experimentando más del horror y la vulnerabilidad por la culpa que deben pagar: “No se nos permite llorar. Nuestras familias reciben de nosotros / llamadas desde los teléfonos que no requisa Gendarmería: / ¡Aló! Estamos bien. A un compañero de la torre cuatro, / la de primerizos, lo encontraron muerto en el baño. / Las razones se omiten, […]. Nadie sabe lo que pasó.” (52).

En el régimen de internación se entra en una selva de violencia y agresiones: “En una esquina de la celda alguien llora. / Fue violado. No tiene a nadie que lo consuele.”(45). Las relaciones homosexuales son moneda de cambio para la demostración de poder y la subsistencia de los reos dentro del penal: “Porque la Ley natural es anterior a la Ley del hombre / y la masculinidad es la carne que se entrega en sacrificio / cuando no hay nada que ofrecer.”(55). Los gendarmes son otros personajes que controlan esta área de vulneración y son altamente despreciados por el penal: “Están del lado de los cerdos y de los capataces, / de los dictadores y de los árbitros de fútbol. / […] Pero no pasa nada con estos conchasdesumadre.” (48)

La cuarta parte llamada “Crónica de Frontera” comienza con una historia que hace referencia a lo que un grupo mayoritario de mapuches vivió en su traslado, desde la zona sur de Chile a la Capital, ubicándose justamente en los extramuros de la ciudad, en las poblaciones que colindan al gran Santiago. No obstante siempre hay recuerdos de la tierra que quedo atrás: “No hay que ir muy lejos para darse cuenta / de que la ciudad de Temuco tiene otro peso en el ojo. / Ni hay que ser un prestidigitador para saber que el alma / posee los colores de la sombra.”(71). Otra voz describe la situación legal del pueblo mapuche y la condición en que vivieron alguno de sus hermanos: “Conozco un pueblo perseguido / por el Consejo de Defensa del Estado / y al menor de los Peñan, que hasta los doce años / todavía pensaba que era chileno.”(75).
Después de la revuelta social del 18 de Octubre de 2019 la lectura de Cuaderno Obrero aumenta sus prismas de análisis, puesto que a nuestro entender, muestra metafóricamente los síntomas que antecedieron al levantamiento social. Dejando claro que hace 30 años que las manifestaciones culturales dejaban al desnudo un malestar social que se venía incubando, desde los mismos inicios de la recuperación de la democracia.
Cuadernos Obrero está disponible en: http://www.letras.mysite.com/cuadernoobrero.pdf